Jugaba en la Reserva de Boca y debutó en la Selección con 17 años: se retiró a los 23 y desde entonces es portero
Jorge Cecchi no había debutado en Primera cuando en 1980, con 17 años y 6 meses, jugó para Argentina y quedó segundo en los estrenos más jóvenes en la historia moderna, detrás de Maradona, con 16. Hasta Mastantuono, si entra ante Chile, quedaría detrás suyo, con 17 y 9 meses. Su carrera, sin embargo, se apagaría pronto: desde 1987 trabaja como encargado de un edificio.

Tal vez porque transcurrió a demasiada velocidad entre 1978 y 1987, la vida de Jorge Carlos Cecchi pareció estabilizarse recién cuando, con apenas 23 años, dejó atrás su supersónica carrera de futbolista y comenzó a trabajar de portero en Belgrano, profesión en la que lleva 38 años seguidos, siempre en el mismo edificio. Lo atípico del caso es que, en aquel breve pero extraordinario pasado como futbolista, Cecchi ya había alcanzado la cumbre.
Todavía en la Reserva de Boca, y sin haber llegado aún a la Primera División xeneize –lo haría al año siguiente-, en diciembre de 1980 debutó en la selección argentina mayor durante un amistoso contra Unión Soviética. Tenía apenas 17 años, 6 meses y 19 días. Semejante precocidad sólo es superada por Diego Maradona, que en 1976 se estrenó en el equipo nacional con 16 años, 3 meses y 28 días, en ambos casos dirigidos por César Luis Menotti. Ni siquiera Franco Mastantuono podría alcanzar a Cecchi si debuta este jueves en la Argentina de Lionel Scaloni ante Chile: el nuevo prodigio de River tendrá 17 años, 9 meses y 20 días.
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Los estadígrafos detallarán que, en el primer partido de la historia de la selección, en 1902, Ernesto Brown jugó con 17 años, 6 meses y 13 días. Es decir, que era 6 días más joven que Cecchi. Pero se trata de una época tan diferente que, en todo caso, ensalza aún más la asombrosa y olvidada hazaña de Cecchi, quien apenas concedió un par de entrevistas radiales desde que se retiró. “Me alejé completamente del ambiente. Lo mío fue increíble. En 1978 estaba en la Sexta División de Somisa, un club de San Nicolás, mi ciudad natal. En 1979 llegué a la Séptima de Boca y salimos campeones. Y en 1980, cuando había jugado un par de partidos en la Reserva de Boca, debuté en la Selección, que era la campeona del mundo en vigencia, como ahora. El más chico fue Maradona y detrás vengo yo. Mastantuono, que es un fenómeno y va a hacer una carrera tremenda, no me puede pasar”, dice Cecchi, en la actualidad de 62 años y ya a punto de jubilarse, durante un descanso en su labor como encargado de un edificio en Barrancas de Belgrano, el mismo en el que trabaja desde 1987.
Recién en abril de 1981, todavía con 17 años pero ya con dos partidos en la selección -el primero ante los soviéticos en Mar del Plata y el segundo contra Suiza en Córdoba-, Cecchi debutaría en la Primera División de Boca. Sería parte pequeña, pero parte al fin, del equipo campeón del Metropolitano 1981 junto al propio Maradona, de quien fue su compañero en la selección y Boca. Aquel joven que parecía tener el futuro a sus pies también jugaría para Boca la Copa Libertadores 1982 pero su carrera, que había resplandecido como el paso del cometa Halley, se esfumaría con la misma velocidad.
En 1983 pasaría a Temperley, su última etapa en Primera División, y luego se repartiría entre el Ascenso y el fútbol del Interior. En 1984 se pondría la camiseta de Almirante Brown, en 1985 jugaría fugazmente en El Porvenir, entre ese año y 1986 lo haría en Aldosivi –en la liga de Mar del Plata- y en 1987 se despediría en Tigre, su último club, en el flamante Nacional B. Entonces, pocos días antes de cumplir 24 años, se retiró. “Había estado muy arriba y de repente, cuando tenía menos de 20, Boca me dejó libre. No lo podía entender. Ni siquiera me lo comunicaron personalmente, Boca era un desastre en esa época. Me quedó la cabeza en cualquier lado. Tendría que haberme ido a otro lado, si tenía fotos con Maradona y todo. Pero viví en la época equivocada”, reconstruye, hoy calvo, entonces rubio.
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Nacido el 15 de mayo de 1963, Cecchi se sumó primero a la selección de Menotti para un partido informal, por fuera de los encuentros considerados “clase A”, a finales de 1980. El 27 de noviembre, en el estadio de Sportivo Pedal de San Rafael, al sur de Mendoza, ingresó en lugar de Leopoldo Luque en el entretiempo de un amistoso que Argentina le ganó 4-0 a un combinado de Gimnasia de Mendoza y las ligas de Alvear y San Rafael. Pero la rareza absoluta se daría a los pocos días, el 4 de diciembre ante la Unión Soviética en Mar del Plata: Cecchi debutó internacionalmente en la selección campeona del mundo sin haber jugado nunca antes en Primera División. De hecho, ni siquiera se había sentado en el banco de suplentes de Boca.
“Es un récord que sólo tenemos (Javier) Mascherano y yo”, dice, en referencia al exvolante de River, que también debutó primero en la selección antes que en su club, en 2003, aunque además hay tres casos más: Marcelo Trobbiani (también de Boca) en 1973, Alejandro Débole (Ferro) en 1980 y Emanuel Mamanna (también de River) en 2014.

“Cuando me llamaron, yo estaba en un campo, de vacaciones, cerca de Pergamino, y pensé que era una joda de mis compañeros de La Candela (donde se entrenaban las inferiores de Boca). Me volví loco, me puse a llorar. En ese 1980 había jugado en la Cuarta División y en la Reserva de Boca, pero muy poco, porque me la pasé casi siempre con la selección juvenil que dirigía Ernesto Duchini. Hacíamos giras y entrenamientos como sparrings de la mayor. Menotti vio que me animaba a (Daniel) arella, que no arrugaba con (Jorge) Olguín y que eludía al Tolo Gallego, que eran campeones del mundo, y me citó contra Unión Soviética”, dice Cecchi, casi 45 años después.
Era, incluso, casi un inexperimentado en las inferiores de AFA: había llegado a Boca en enero de 1979, por lo que menos de dos años atrás todavía jugaba en las inferiores de su San Nicolás natal, primero en el club 12 de octubre y luego en Somisa. “Andaba muy bien, tenía la velocidad de (Claudio) Caniggia pero era centrodelantero y hacía goles”, se define.
Duchini, el técnico de la selección juvenil, lo había descubierto en la Séptima de Boca y lo preparaba para el Sudamericano Sub 20 que se jugaría en Ecuador en febrero de 1981, clasificatorio para el Mundial de Australia en el que Argentina debía defender el título juvenil ganado por Maradona y los suyos en Japón 1979.
En tanto, a fines de 1980, la selección mayor de Argentina sufría una triple baja momentánea: la de Mario Kempes (Valencia), Daniel Bertoni (Sevilla) y Osvaldo Ardiles (Tottenham Hotspurs), los únicos tres integrantes del equipo nacional que jugaban en el extranjero. Al equipo de Menotti sólo le quedaban dos amistosos, ése ante los soviéticos en Mar del Plata y uno contra Suiza 12 días después, el 16 de diciembre en Córdoba, en su preparación rumbo al Mundialito, un torneo con prestigio que comenzaría en enero de 1981 en Montevideo. Lo inesperado fue que Menotti, ante la ausencia de Kempes, convocó a Cecchi, que entonces pasó a compartir el plantel con los otros dos centrodelanteros habituales, Luque y Ramón Díaz. En el lugar de Bertoni, el entrenador llamó a otro joven delantero, Débole, de Ferro, y por Ardiles citó a Cayetano Néstor Palermo, volante de Huracán.
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Pero, se suponía, serían citaciones para que los juveniles ganaran rodaje en los entrenamientos y que, a lo sumo, ocuparan un lugar en el banco de suplentes. Sin embargo, ante los soviéticos, Menotti le dio la titularidad a Cecchi, que –se insiste- hasta entonces sólo había alternado entre unos pocos partidos en Cuarta División y en Reserva. Argentina formó ese día con ocho campeones del mundo en Argentina 1978, otros dos campeones mundiales juveniles en Japón 1979 y un chico desconocido que usó la camiseta número 7 durante 73 minutos: Ubaldo Fillol; Jorge Olguín, Luis Galván, arella, Alberto Tarantini; Juan Barbas, Américo Gallego, Daniel Valencia, Maradona; Cecchi y Ramón Díaz.
El partido, que puede verse en YouTube, terminó 1-1. Maradona convirtió el gol argentino y Cecchi, que abrazó primero a Diego en el gol, recién fue reemplazado a los 28 minutos del segundo tiempo, por Carlos Fren. “Marzolini, que era el técnico de Boca (Silvio), estaba frente a la tele y dijo delante del plantel: ‘Che, miren que buen delantero tenemos en la selección’. Claro, no me conocía. Si en 1979 había jugado en la Séptima y en 1980 casi no había estado en Boca”, cuenta.

Los periodistas también aprobaron su debut. “Lo del chico de Boca fue muy bueno, por eso la calificación con 6, bien. Ni siquiera jugó en Primera y se mostró inteligente para tocar y veloz en varias maniobras, aunque lógicamente fracasó en el cuerpo a cuerpo con los soviéticos”, publicó la revista El Gráfico, mientras que otro semanario deportivo de época, Goles, le dedicó un recuadro entre la sorpresa y la explicación: “¿Quién es Cecchi?”.

Doce días después, el 16 de diciembre, Cecchi volvió a jugar –por segunda y última vez– en la selección mayor, en el 5-0 ante Suiza, en Córdoba, con goles de Maradona, Luque, arella, Valencia y Ramón Díaz. Esta vez, el nobel delantero de Boca ingresó a los 18 minutos del segundo tiempo, en lugar de Luque. En ese partido jugó algunos minutos, los últimos 17, el ya citado Débole, de 18 años, que también debutó primero en la selección que en su equipo, Ferro, y que como Cecchi –que seguía teniendo 17 años- ya nunca volvería a jugar para Argentina.
Aquel delantero rubio y espigado que había causado buena impresión con la camiseta 7, de todas maneras, volvería a jugar para las selecciones juveniles en 11 partidos oficiales, los del Sudamericano de Ecuador y el Mundial de Australia, ambos en 1981, torneos en los que festejaría tres goles, incluso uno que todavía hoy le produce orgullo. “Tengo varios récords y otro es que soy el primer jugador argentino en hacerle un gol a una selección africana: le marqué a Camerún en el Mundial juvenil”, cuenta. Argentina quedó eliminada en primera ronda y no revalidó el título de 1979, aunque Cecchi fue siempre titular.
En aquel mismo 1981, de todas maneras, y con 17 años, Cecchi debutó en la Primera de Boca: fue el 4 de abril contra Independiente, en una victoria xeneize 2-0 en Avellaneda, cuando ingresó en los últimos 45 minutos en lugar de Hugo Perotti. Otra vez compañero de Maradona, contribuyó con dos ingresos más, en la derrota ante Vélez y el triunfo ante Argentinos, en la histórica campaña del Boca campeón Metropolitano 1981: totalizó 110 minutos y no convirtió goles.
“Ese 1981 fue un sueño para mí. El tema también es que me la pasé con el Juvenil, primero en el Sudamericano en Ecuador, después en la Copa Joao Havelange en México y al final en el Mundial de Australia. Y con todo eso, más las concentraciones y los entrenamientos, estuve poco en Boca”, matiza. Más allá de tres amistosos, en aquel 1981 jugaría un único partido oficial más para su equipo, ya en el Nacional 1981, contra Estudiantes, su primera vez como titular.

Pero inesperadamente, si su ciclo en la selección ya había terminado –Menotti no lo volvería a llamar ni tampoco lo haría su sucesor, Carlos Bilardo–, a su estadía en Boca también le quedaban muy pocos capítulos: 1982 sería el último año en que se pondría la camiseta azul y amarilla. En el Nacional 1982 jugó 5 partidos –solo uno como titular, ante Gimnasia de Mendoza–, incluido el Boca 0-River 0 en plena Guerra de Malvinas, y en la Copa Libertadores sumaría otros tres encuentros, entre ellos un segundo superclásico, esta vez con triunfo riverplatense 1-0. En total, en la Primera de Boca, fueron 12 partidos oficiales (cuatro desde el arranque) y cuatro amistosos sin goles.
“En Boca no hice goles pero también me dieron pocos partidos y pocos minutos. En uno entraba 10 minutos, en otro 15, en otro medio tiempo. Ahora veo que (Nicolás) Orsini juega 30 partidos y me quiero matar. O que (Juan) Ramírez tuvo 80 partidos en Boca y lo mismo. Yo nací en la época equivocada. En 1983 vino Carmelo Faraone como técnico y a varios chicos, como (Marcelo) Aldape y yo, nos mandaron a Temperley, que estaba en Primera”, explica.
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Ya en 1983, en aquel gran Temperley (semifinalista del Nacional), Cecchi sumó 16 partidos y anotó un gol, ante Nueva Chicago, el que sería su único grito en Primera. De hecho, a partir de aquel año ya no volvería a jugar en la máxima categoría. Atrás, en el llamado “fútbol de los domingos” (sin contar Libertadores), quedaba un total de 25 partidos y un gol. Entonces, aquel cometa Halley que había surcado el cielo del fútbol argentino, comenzó a alejarse: “Boca me dejó libre. A mí y a todos los pibes…. Tenía 19 años, 20, no sé. Fue un desastre. Pero aquel Boca era un desastre. Nadie me explicó nada y yo ni quise preguntar”.
En 1984, en la Segunda División, todavía llamada Primera B, el ya exdelantero de Boca y la selección jugaría 26 partidos y anotaría 4 goles para Almirante Brown. A inicios de 1985, todavía en la B, sumó un único partido para El Porvenir. Entonces pasó a Aldosivi de Mar del Plata, que jugaba la liga local. Según registros periodísticos, anotó 4 goles en las dos temporadas que estuvo, en 1985 y 1986.
Hasta que, finalmente, pasó a Tigre para la temporada 1986/87, la inicial del Nacional B. Entonces jugó 10 partidos y anotó un gol, ante Ferro de General Pico, La Pampa, en un empate 2-2. Sin embargo, solía ser suplente de una dupla conocida en Victoria, Adrián Pasceri y Edgardo Paruzzo. Según el registro de la revista especializada Sólo Fútbol, en esos 10 partidos tuvo un promedio de 5,40.
Su último partido fue el 2 de mayo de 1987, cuando estaba a pocos días de cumplir 24 años: fue una derrota 1-0 de Tigre ante Mandiyú, en Victoria. Ya no volvería a jugar: en la segunda categoría, entre la vieja Primera B y el flamante Nacional, había totalizado 37 partidos y 5 goles. Boca y la selección parecían recuerdos muy lejanos, aunque siempre serán reales.
“Dejé el fútbol porque me cansé. En 1986 se me cayó un pase al León, de México, que me habría convenido. Entré a trabajar de portero, de encargado de un edificio en Belgrano. Era un buen sueldo, en blanco, y agarré. Eso sí: era full time, también los sábados y domingos, así que desaparecí del fútbol. Hice una vida, tengo tres hijos y no me puedo quejar, pero para el fútbol me metí en un tubo. Y eso que jugué con todos: en la selección juvenil estuvo con el Checho Batista, con Claudio García, con la Chancha Rinaldi, con Oscar Ruggeri, con el Tata Martino, con Carlitos Tapia. Incluso muchos eran suplentes míos. Ahora nos frecuentamos, retomé el o. Hacemos juntadas. Todos me dicen que no pueden creer lo que me pasó”.
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Trabajó de carpintero, jugó en una liga amateur y es la revelación de Independiente Rivadavia
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